Por María Fernanda Almeida.

En Ecuador no existe ningún estudio ni data específica sobre aborto trans. Si apostar por una transición de género es un secreto, ser violado y embarazado es una cruz.

En el fogueo de la discusión para la aprobación de una ley de aborto por violación en Ecuador, los grupos de la diversidad aseguran que no fueron parte activa del debate y que, una vez más, su identidad los invisibilizó. Pese a eso, saben perfectamente que a los hombres trans y no binarios también los violan y los embarazan. 

German Álvarez, director de la Organización Transmasculinos Ecuador, y Zack Elías, director del centro Psico Trans de Silueta X, conversaron con Habitación Propia sobre la campaña #AbortoTrans que emprendieron en enero de 2022 para que la ley de aborto por violación no solo beneficie a las mujeres sino también a los grupos trans y no binarios.

La plataforma nacional «Nueva Red Trans Ecuador», coordinada por la Asociación Silueta X en articulación con la Asociación Transmasculinos Ecuador, lideró dicha campaña, que buscaba incluir en la propuesta de ley de la Asamblea la frase cuerpos gestantes, como beneficiarios de un aborto por violación, y no solo a mujeres, adolescentes y niñas.

En Ecuador no hay estadística, ni estudios, ni la intención política de averiguar cuántos casos de violencia sexual, abusos y violaciones los afectan, pero Zack y German saben que los hay. 

Por otro lado, German insiste que, pese a la ausencia de estadística, hay abortos y violaciones, sobre todo en la ruralidad y zonas empobrecidas, en donde reconocerse como hombre trans es un pecado. 

El aborto trans es un tema vetado y sobre el que no se habla en profundidad en Ecuador. German y Zack concuerdan en que la clandestinidad es la única salida para los hombres trans que han sufrido violencia sexual y no quieren parir. Si para ellos realizarse un aborto es cinco veces más complejo por los prejuicios, tener a hijos o hijas es también un camino tortuoso. La vulnerabilidad es infinita y el simple hecho de acceder al sistema de salud, para pedir información o hacerse controles prenatales, se vuelve cuesta arriba. 

Estudios muestran que los principales agresores sexuales de mujeres son padres, tíos, hermanos y primos que componen su hogar o que frecuentan los mismos espacios. En los grupos trans, este círculo de violencia se repite. Zack y German aseguran que también se produce violencia psicológica y física como respuesta a su transición.  

Ambos son hombres trans pero también padres, madres o criadores sin etiquetas. Parieron a dos niñas y quieren para ellas una sociedad sin prejuicios, que las incluya y no las cuestione por su origen. Un país donde tengan derechos a futuro, entre ellos, la posibilidad de decidir sobre sus cuerpos. 

¿Qué ocurre en América Latina?

Los grupos trans y no binarios están excluidos del imaginario social, de las discusiones y las legislaciones que se elaboran, a paso de tortuga, sobre el aborto. Esta realidad se replica en otros países de la región fuertemente patriarcales y machistas, como se lee en los numerosos testimonios e intervenciones publicadas por medios de comunicación latinoamericanos durante los últimos años. Aquí te presentamos una pequeña muestra:    

Ese Montenegro, activista y autor del libro Desandar el cisexiso en el camino a la legalización del aborto

Que hoy no haya estadísticas oficiales sobre abortos y masculinidades es un claro ejemplo de la invisibilidad a la que somos condenados […] Eso da cuenta de una deuda clara con nuestras comunidades y no se puede seguir aplazando”.

Alex Castillo, coordinador del colectivo Trans-Formación de Guatemala.

“Muchos hombres trans que han sido abusados sexualmente han tenido que asumir esta gran responsabilidad de sacar un hijo adelante y, por supuesto, de manera solitaria a nivel económico y emocional […] nos toca asumir todo un rol  de crianza quel se vuelve una carga muy pesada, (que) te hace tener que dejar por un lado tu identidad de género. Los hijos también son víctimas colaterales de la violencia”.

Daniel (nombre protegido), hombre trans que fue violado (Colectiva Valkirias). 

“El ginecólogo me dijo: ‘¡Para qué los provoca!’ Cuando llegó la prueba de embarazo solicité el aborto, porque asumía que tenía el derecho por ser una violación, y el hospital me lo negó. Me obligaron a seguir con el embarazo. Cuando se me negó el derecho a abortar inicié un proceso jurídico, pero prevaleció la ética profesional del médico. Ese día me di cuenta de que Colombia es un libro lleno de códigos, estrategias y rutas que no sirven para un carajo”.