Resumen: el anuncio del Presidente sobre el libre porte de armas para civiles en Ecuador es un tema que llegó a oídos de los niños, niñas y adolescentes. ¿Qué imaginarios creamos en estas generaciones? Para la presidenta de Fundación Desafío es una medida genocida.

                         Responsable: María Fernanda Almeida | Fecha: 10-04-2023 |  Cuaderno: Crianza.                         Foto principal: Habitación Propia.

 

En shock. Así quedó Paúl Rivadeneira cuando su hijo Martín de 12 años le preguntó cuántas armas pensaba comprar para que la familia esté más protegida de la delincuencia. “Yo me quedé paralizado y le dije: ‘hijo, ¿quién te dijo que hay que comprarlas?’ Y él me respondió: ‘el presidente’”. 

El 01 de abril, Guillermo Lasso anunció, en cadena nacional, que se autorizaría el porte de armas de fuego para uso civil como medida urgente para frenar la inseguridad. Si nos remontamos a unos años atrás, en 2011 estaba prohibido no solo el porte sino también la tenencia de armas de fuego para civiles, pero en 2018 se autorizó su uso para el personal de seguridad de los sectores camaronero y ganadero. Ahora, con la nueva medida de Lasso, cualquier ciudadano puede usar un arma para defensa personal a partir de los 25 años y cumpliendo algunos requisitos como aprobar un examen psicológico del Ministerio de Salud, no consumir drogas y no haber sido sentenciado. 

Paúl conoció que su hijo escuchó de este anuncio en una conversación que tuvo con sus compañeros de aula. “Si ya vivimos en un mundo violento, qué pretende el gobierno, ¿que peleemos el pueblo contra el pueblo? Y si los niños tienen que ver todo esto como algo normal, yo me pregunto: ¿cómo les enseñamos a respetar a los otros? ¿Con una pistola?”, reflexiona Paúl. 

A Virginia Gómez de la Torre, presidenta de la Fundación Desafío, le parece que la decisión presidencial traslada la responsabilidad de resguardar la seguridad al ciudadano, cuando el gobierno es el que tiene que hacerse cargo. Argumenta que hay una fuerte carga simbólica al dar luz verde al porte de armas para los civiles y que esto afecta a toda la población: adulta e infantil.

“(…) Fortalece un imaginario violento, un imaginario machista, porque las armas son fundamentalmente de uso masculino, son los hombres los que las usan generalmente con ciertas excepciones. De hecho, la disposición sale de la boca de un hombre que es el presidente…”.

Virginia reconoce que la sociedad ecuatoriana es violenta y lo ha sido desde hace mucho tiempo. Los niños y niñas han crecido con un imaginario del juego en el que las armas son sinónimo de entretención. En las jugueterías se siguen vendiendo pistolas, metralletas y escopetas para jugar. Además, argumenta que los movimientos sociales han venido luchando para educar de forma alternativa, cambiar esos patrones sociales y fomentar la igualdad de género. Ahora, con el anuncio del presidente, “(…) se crea una nueva imagen de legalidad del arma. Eso es brutal y perverso”. 

Para Paola Franco, madre de una niña y un niño, el porte de armas es opuesto a la crianza que ejerce en casa. «Mientras yo les enseño que su gran ‘arma’ es su voz, que los valores como el respeto, la solidaridad, la gratitud por la vida, deben regir su comportamiento, fuera de casa reciben otros mensajes contradictorios donde el más fuerte y rápido es el que gana, donde todo se vale, incluso matar para vivir». 

Otra de sus preocupaciones es el riesgo de las personas que habitan en hogares violentos. «En ambientes de maltrato, abuso y, en algunos casos, adicciones, el acceso a portar un arma será un factor que incida en un mayor número de víctimas, en su mayoría mujeres».

Fundación Aldea, una organización que realiza el mapeo de feminicidios en Ecuador, afirma que de los 28 feminicidios reportados entre el 01 de enero y el 05 de marzo de 2023, el 68% fueron con un arma de fuego.

Los registros de la Fiscalía llevan a la misma conclusión. Entre febrero de 2014 y abril de 2023, las muertes violentas de mujeres en Ecuador sumaron 1.844. El 41,9% fueron con armas de fuego. 

A Virginia Gómez de la Torre le preocupa que el Estado no invierta lo suficiente en prevención, que es donde deberían enfocarse los esfuerzos. “Ahora, aquel personaje violento que no tenía un arma y que ahora va a tener una, cuando tenga una discusión con su pareja, o si es celoso, la va a matar, porque la violencia en contra de las mujeres es mayor cada día. (…) Dar el permiso social para que los violentadores puedan tener un arma es una medida genocida”. 

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