Resumen: Este mural del colombiano SakoAsko en el tradicional sector de El Ejido (Quito) representa los efectos psicológicos del patriarcado en el género masculino, en una lúcida analogía con las erupciones volcánicas del Ecuador y la región andina. Las fotos y el texto son una contribución del Área de Producción Artística de Habitación Propia. 

    Fecha: 06-07-2023 | Cuaderno: Crianza. 

En las esquinas aún se oye decir que los niños no lloran. Que tienen que ser duros como una roca, porque el hombre de piedra no se agrieta con dudas, miedo ni dolor. No puede ceder a la lluvia y a los golpes. 

Para el hombre de piedra está prohibido equivocarse y fracasar. No traer plata, fallar en la cama o enamorarse de otro con un pene entre las patas. Y, sobre todo, faltar a estas leyes de un dizque dios patriarcal, bajo amenaza de perder su condición.      

En el barrio, en su casa, el hombre de piedra se traga y acumula todo el dolor, las penas y la frustración que carga en sus pantalones bien puestos. Así como no sabe contener y realizar tareas de cuidado, tampoco puede pedir ayuda y cuidar de sí mismo. 

El ardor de sus úlceras y magmas lo carcome por dentro, en silencio, sin alarmas ni llamadas de auxilio. Porque así lo criaron, a lo macho.  

Y entonces sucede la explosión de la peor manera. Las emociones, telúricas, arrasan con todo a su paso. Las lenguas de lava escupen al cielo y despiertan a los demás colosos andinos.   

No es tu culpa, niño. Llora, llora. 

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