Entre 1990 y 2020 parieron más de 40 mil niñas en Ecuador, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Los embarazos son muchísimos más: solo en 2019 fueron más de 4 mil, mientras que en 2021 volvieron a superar la barrera de los 3 mil. Es lo que aseguran especialistas como Virginia Gómez de la Torre, directora de Fundación Desafío.
Los datos de la Fiscalía sobre violaciones también son alarmantes. Desde el 10 de agosto de 2014 hasta el 28 de febrero de 2022 se contabilizan 8.350 denuncias por violación a niñas de entre 10 y 14 años. De estas, 4.719 están en indagación previa y 567 tienen sentencia condenatoria.
En abril de 2021, la Corte Constitucional emitió un fallo para despenalizar el aborto y dispuso la elaboración de una normativa que se apegue a los derechos humanos. La Asamblea Nacional construyó, con aportes de especialistas y grupos feministas, la Ley para regular la interrupción del embarazo en casos de violación, pero esta fue vetada por el presidente Guillermo Lasso con 61 objeciones que, según activistas, cambian el espíritu de la ley.
Pese a que la Asamblea envió el veto presidencial a la Corte Constitucional para su revisión por supuestas inconstitucionalidades, el organismo jurídico la devolvió a la Asamblea por improcedente. En definitiva, construir esta ley ha sido una prueba de ensayo y error.
El 14 de abril, los legisladores sesionaron para discutir si aceptaban el veto o si se mantenían en la propuesta original. No hubo acuerdo. Así, la Ley para regular la interrupción del embarazo en casos de violación entrará en vigencia, con el veto presidencial y con las 61 objeciones, tras ser inscrita en el Registro Oficial.
Lo preocupante es que la propuesta del Ejecutivo redujo las semanas para abortar de 18 a 12, y estableció tres requisitos para acceder a la práctica médica: la presentación de una denuncia, una declaración juramentada o un examen médico.
La vida de las niñas, su sexualidad, su salud mental y sus derechos quedan condicionados por un veto presidencial que, según los grupos feministas, abogados y activistas, imprime una visión moralista y poco realista de lo que sucede en la cotidianidad.
En este PODCAST reunimos la visión de expertos en salud mental. Nos confirmaron que las niñas son violadas por hombres de su círculo más cercano y que, por este mismo hecho, es una tarea titánica denunciar una violación. Las víctimas tampoco tienen dinero para hacer una declaración juramentada y muchas veces detectan el embarazo después de 4 meses porque ni siquiera han tenido su primera menstruación.
La violencia sexual causa profundas cicatrices en la psique de las niñas y la maternidad forzada genera impactos laborales y emocionales que se extienden hasta la adultez. Escucha y actúa.